La hija del inventor Edwin Land estaba impaciente por ver una foto que su padre le acababa de hacer. Cuando él le explicó que el carrete se tenía que revelar, ella preguntó en voz alta: «¿Por qué tenemos que esperar?” La curiosidad de la niña sirvió de inspiración a Land para crear la que después se conocería bajo el nombre de Polaroid.

Sirva este post de homenaje a todas a todas las personas curiosas del mundo porque sin duda será la curiosidad una de las #competencias más codiciadas del siglo XXI.

A pesar de que la curiosidad no ha estado especialmente mal vista, al margen de su extremo llamado chafardería, poco se ha hablado sobre ella y mucho menos en el ámbito laboral donde evitábamos hacer preguntas para no parecer incompetentes, indecisos o poco inteligentes.

Pero en un entorno tan inestable como imprevisible, sentir curiosidad en lugar de miedo se convierte en una ventaja competitiva para quien la posee. Cuando aceptamos que nuestro propio conocimiento es finito (humildad intelectual), somos más propensos a ver que el mundo está siempre cambiando y que el futuro será diferente del presente. No es pues de extrañar que el Foro Económico Mundial de Davos señale también la curiosidad como una de las cualidades más importantes en el mercado laboral del siglo XXI.

Entender por qué somos curiosos es pregunta obligada en este post. Las razones pueden ser diversas. Hay quien tiene una especial sensibilidad a la falta de #conocimiento y rellenar este vacío le provoca una gran satisfacción y los hay que son adictos a la ansiedad que lleva asociada la novedad.

La curiosidad está íntimamente relacionada con otras cualidades. En primer lugar, según un artículo de Peter Bregman en la Harvard Business Review, la curiosidad es requisito fundamental para la #empatía porque «Antes de demostrar mi comprensión de la situación del otro, es preciso desarrollarla. Debo hacer preguntas y escuchar para entender y aprender”.

La curiosidad también se entiende bien con la #creatividad. Las personas creativas son, sin duda alguna, curiosas. La curiosidad es ingrediente imprescindible en cualquier proceso creativo.

Y, por último, la correlación positiva entre curiosidad y #productividad, observándose que la primera mejora significativamente el rendimiento de las personas que trabajan.

Pero así como la curiosidad nos lleva a otras cualidades, también existen barreras que la bloquean. En 1908, Ford introdujo creó el Modelo T de coche. La demanda del mismo creció tanto que en 1921 la compañía producía el 56% de todos los automóviles de Estados Unidos, pero a finales de la década de 1920, cuando mejoró la economía de EE UU, los consumidores empezaron a buscar una mayor variedad en los coches. Mientras Ford se mantuvo obcecado en mejorar el Modelo T, General Motors comenzó a producir una serie de modelos distintos y pronto se hicieron con la mayor parte del mercado. Debido a su enfoque único en la efectividad, Ford dejó de experimentar e innovar y se quedó atrás. La eficacia puede suponer pues una barrera importante para la curiosidad.

¿Cómo ser una empresa #curiosity-friendly?

Estoy llegando al final del post, pero no lo acabaré sin que antes te lleves una lista de los ingredientes básicos para ser una empresa #curiosity-friendly:

  1. La curiosidad se puede contratar, así que contrátala
  2. Asegúrate que tus líderes den ejemplo
  3. Céntrate en el aprendizaje, en lugar de los resultados para tener mejores resultados
  4. Favorece que tus empleados que exploren y amplíen sus intereses más allá de las 4 paredes de la empresa
  5. Provoca días de Why? What if? o How might we?

¿Te atreves? ¡A nosotras nos encantaría ayudarte a dar el salto!

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