«Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi»

Giuseppe Tomasi di Lampedusa

Los seres humanos estamos programados para adorar las costumbres, lo conocido y a los conocidos. Lo cotidiano nos transmite una agradable sensación de estructura, de tenerlo todo bajo control y de estabilidad. Todo esto nos transmite una sensación de confort.

Por el contrario la incertidumbre nos genera nervios o como mínimo nos incomoda. Los cambios nos suponen esfuerzo. Así que estamos programados para hacer de nuestra vida una suma de automatismos que nos permiten vivir aparentemente tranquilos.

¿Aparentemente?

Costumbre estaba instalada en el confort de su cotidianidad laboral e incluso cultivaba algún que otro éxito. Aunque lo cierto es que día a día se iba construyendo un muro invisible a su alrededor. Un muro invisible y poderoso que además compartía con aquellas personas de siempre que vivían con ella dentro del muro.

El muro nos les dejaba ver fuera de él. Las cegaba y con el tiempo les fue minando su curiosidad y sus ganas por conocer cosas nuevas. Pero lo cierto era que más allá del muro había otro mundo lleno de personas que vivían, trabajaban, crecían, aprendían e iban adelante con un mundo que avanzaba rápido y muy rápido por más que Costumbre y los suyos no lo veían o no lo querían ver.

Un día, ese muro invisible y poderoso se resquebrajó. Y zás, ¡Cayó de golpe!

Algo que abastecía ese confort de Costumbre se partió y todo el muro se fue al suelo. Fue entonces cuando Costumbre se encontró frente a frente con ese otro mundo vivo, rápido y con nuevos colores que ya casi no recordaba. En el mundo de fuera ella podía ver que las oportunidades se multiplicaban pero a su vez las velocidades también. Y Costumbre dijo desesperada: ¡Pero cómo no se nos ocurrió pensar en todo lo que había fuera! … ella y los demás llevaban demasiado tiempo dentro del muro y habían perdido viveza, flexibilidad y adaptabilidad. Se sentían abrumados. No estaban preparados.

Tan solo una historia inventada… 

La historia de Costumbre era tan solo una historia inventada… pero lo que si que es cierto es que aquí fuera hay un mundo vivo, colorido, lleno de personas interesantes y lleno de nuevas maneras de hacer y pensar que se han inventado para multiplicar nuestra oportunidades como personas y profesionales.

Así que me permito sugerirte que empieces por hacer una ventana en tu muro que te permita observar cada día qué pasa aquí fuera. Y que luego continúes por abrir una puerta para que de vez en cuando puedas salir de tu confort para conocer alguna nueva herramienta, una nueva perspectiva o simplemente para tomar un café con una nueva persona.

Pero, ¿Para qué tengo que salir?

Lo cierto es que cada uno de nosotros tenemos un Para qué diferente en la vida y por lo tanto cada uno tendremos una Para qué salir de ese aparente confort donde tan bien vivimos.

Algunos querremos salir para explorar por el simple placer de aprender y nutrir nuestra parte más intelectual. Otros querrán salir en busca de algo que les permita hacer mejor su trabajo por satisfacción personal o por más reconocimiento. Otros saldrán en busca de nuevas experiencias, en busca de una nueva oportunidad profesional,… o incluso algunos buscarán hasta un nuevo sentido a sus vidas. Y es que ¡Hay tantos Para qué como personas!

Lo que es seguro es que todos debemos ser conscientes que solo si estamos instalados la mayoría del tiempo en la Curiosidad, podremos conservar a largo plazo aquello que más apreciamos ahora.

Para terminar, te recomiendo el vídeo Locating yourself que te ayudará a reflexionar sobre dónde estás ahora.

«Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie»

Giuseppe Tomasi di Lampedusa

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