En el presente artículo, me gustaría abordar un tema que considero de gran relevancia en la sociedad actual: la diversidad generacional y cómo la abordamos en los entornos educativos y laborales. Esta reflexión surge a raíz de una experiencia personal como docente que me llevó a revisitar la importancia de la comunicación, el respeto y la empatía entre personas de diferentes generaciones.

Hace apenas unas semanas, al comenzar el nuevo semestre en la Universitat de Barcelona, me encontré en una situación inesperada. Fue en la tercera clase de la asignatura de Formación en las Organizaciones del Grado de Pedagogía, donde soy docente, que me vi envuelta en un sorprendente desencuentro con mis estudiantes. Sin entrar en detalles, puedo decir que experimenté una profunda frustración, y en la siguiente clase no tenía la intención de abordar el asunto de manera abierta. Sin embargo, para mi sorpresa, fueron ellas y ellos quienes expresaron su deseo de dialogar sobre lo sucedido.

La verdad es que lo que en un principio parecía ser una crisis se transformó en una valiosa oportunidad para redirigir nuestra relación y repensar la manera en que abordaremos el proceso de enseñanza y aprendizaje que compartiremos durante los próximos meses.

Los beneficios del diálogo

A continuación, comparto con vosotros los beneficios que nos brindó la conversación franca con mis alumnos y alumnas, donde las barreras de los roles desaparecieron y prevaleció la comunicación abierta:

  1. Comprensión Mutua: Pude adentrarme en las inquietudes y perspectivas de mis estudiantes en relación con cómo evaluaría su trabajo. Esta comprensión mutua no solo fortaleció la empatía entre nosotros, sino que también me proporcionó información esencial para guiarlos y apoyarlos de manera más efectiva en su proceso educativo.
  2. Claridad de Expectativas: Mis alumnos y alumnas, a su vez, tuvieron la oportunidad de conocer mi nivel de exigencia y las expectativas que tengo para su desempeño en la asignatura. Estoy segura de que esta claridad les permitirá enfocarse con mayor determinación y confianza en su desarrollo académico.
  3. Fortalecimiento de Vínculos: A pesar de encontrarnos en las primeras etapas del semestre, esta conversación honesta y abierta estrechó nuestro vínculo. Sabemos que una relación sólida entre docentes y estudiantes es fundamental para el aprendizaje significativo y duradero, pero no siempre es sencillo establecerla. Y, de hecho, todavía nos queda un camino por recorrer.
  4. Enfoque en el Proceso de Aprendizaje: Tuve la oportunidad de transmitirles de forma muy clara que, más allá de las calificaciones, lo que realmente importa es su proceso de aprendizaje. Los animé a aprovechar todas las oportunidades de aprendizaje que se les presenten en la asignatura, alentándoles a explorar, cuestionar y comprender profundamente el contenido.

Algunos regalos inesperados

Ese día, tras de nuestra conversación, seguimos con la clase y planteamos una reflexión en equipos alrededor del mundo de hoy y de qué cómo nosotros, los pedagogos y pedagogas, podíamos hacer para adaptarnos los primeros a la incertidumbre en que todos los profesionales vivimos. Debo decir que trabajaron muy bien, fueron más allá de las reflexiones evidentes y tuvieron la oportunidad de compartirlas con todo el grupo. Al final de clase, experimentaron la satisfacción de un trabajo bien hecho.

Por mi parte, también recibí un regalo de un valor incalculable: una comprensión más profunda de esta Nueva Generación a través de esta experiencia. Esta generación se distingue por su audacia y su deseo de vivir con autenticidad. Esta comprensión nos insta a reconsiderar nuestros métodos y enfoques educativos, subrayando la importancia de la innovación constante con los estudiantes en el centro de nuestro enfoque. Es hora de dejar atrás las prácticas rígidas y diseñar procesos de enseñanza y aprendizaje que se adapten a las necesidades y perspectivas de los verdaderos protagonistas.

La empatía, la apertura y la adaptabilidad son las claves para forjar relaciones significativas y asegurar un aprendizaje efectivo. Ahora bien, como compartí con mis alumnos, la empatía y la amabilidad no entran en conflicto con la búsqueda de la excelencia y la ambición de alcanzar los mejores resultados.

¿Te has encontrado con desafíos similares en tu entorno laboral?

Aunque esta experiencia tuvo lugar en un entorno universitario, creo que su relevancia trasciende las aulas y se proyecta en cualquier entorno laboral donde convivan diferentes generaciones. El valor del diálogo abierto, la comprensión mutua, el respeto y la colaboración son principios universales que pueden enriquecer nuestras vidas en diversas esferas.

Os invito a reflexionar sobre vuestra propia experiencia. ¿Te has enfrentado a desafíos similares al interactuar con las nuevas generaciones en tu entorno de trabajo? ¿Cómo crees que el diálogo franco puede mejorar las relaciones entre las diferentes generaciones que conviven hoy en día en el mundo laboral? ¿Qué estrategias crees que son eficaces para comprender mejor las perspectivas y necesidades de las nuevas generaciones en los equipos?

Mi desafío personal no ha terminado; el semestre sigue su curso. A pesar de las lecciones aprendidas, procuraré seguir fomentando la curiosidad y guiando a mis estudiantes hacia un compromiso más profundo con su propio proceso de aprendizaje. Estoy ansiosa por descubrir lo que el resto del semestre nos deparará. ¡Os contaré! ✨

Pin It on Pinterest

Comparteix