Hoy os traigo una pequeña reflexión que me acompaña desde hace un tiempo.

¿Por qué soy fan del Design Thinking y del Personal Branding?

Ya sabéis que llevo en mi mochila más de una herramienta que me ayuda en el proceso de acompañar tanto a personas como organizaciones a crear nuevos futuros. A fecha de hoy, el Design Thinking y el Personal Branding son dos de esas “herramientas” (con permiso de los eruditos en ambos temas) que están muy presentes en el día a día de mi trabajo. Y entonces yo me pregunto, ¿por qué motivo estoy tan enganchada a ellas? ¿Guardan alguna similitud entre ellas?

Siempre me gusta decir que el Design Thinking, además de ser una manera de abordar cualquier reto que tengas por delante, es un proceso que incluye una serie de pasos y dinámicas que, si los sigues con rigurosidad, te ayudan a hacer posible la innovación centrada en las personas.

Y ¿qué es innovar? Es ser capaz de idear e implementar un nuevo producto, servicio, proceso, experiencia, … O bien modificar alguno ya existente. Lo más importante es tener en cuenta que la palabra “innovar” incorpora en sí misma un elemento clave que es el de “poner en práctica”. Es por este motivo que, hoy en día, son cada vez más las organizaciones que animan a sus equipos a llevar a cabo procesos de este tipo que les permitan resolver los retos que tienen entre manos, ya sea haciendo protagonistas de las soluciones a los empleados, clientes, ciudadanos, pacientes, etc.

Con nuestro talento, voluntad, propósito y un buen proceso, las personas somos capaces de crear nuevos futuros.

Y, por otro lado, está la otra herramienta: el Personal Branding. Este es un proceso que nos permite a las personas desarrollar, que no crear, una marca personal auténtica con un objetivo concreto y a través de un pilar muy claro: la comunicación. En cierto modo, el Personal Branding nos permite innovarnos.

Ambos procesos me apasionan, lo sabéis, ya que ambos tienen como propósito impactar en el entorno. Y es que estoy convencida de que la magia existe y que con nuestro talento, con voluntad, con un propósito y con un buen proceso… las personas somos más que capaces de crear nuevos futuros. Es decir, somos capaces de incidir en nuestro propio devenir y en el de las organizaciones en las que estamos viviendo.

¿En qué se parecen Design Thinking [DT] y Personal Branding [PB]?

1️⃣ Se mueven en el paradigma de la experimentación. No dan nada por sentado desde un inicio y emprenden un camino con el reto de descubrir y comprobar mejores maneras de hacer las cosas. La aplicación de cada proceso supone una nueva aventura. No es lo mismo un DT en una organización u otra, incluso aunque se aplique para resolver retos similares. Lo mismo pasa con PB, cada vez que aplicas el proceso el resultado es diferente.

2️⃣ Están compuestas por un conjunto de fases que deben llevarse a cabo en un orden. Para ejecutar cada “fase” tienen un conjunto de “dinámicas” que nos permiten llevar a cabo esa fase y pasar a la siguiente. Las “dinámicas” son, en concreto, ejercicios, más o menos prediseñados, que nos facilitan el pensamiento, nos ayudan a poner foco, nos permiten explorar y a su vez a tomar decisiones.

3️⃣ Todo se inicia en una fase de exploración que pretende fijar muy bien el punto de partida. DT propone investigar profundamente para comprender muy bien el problema a resolver. PB propone hacer introspección para tener claro cuál es nuestra esencia, para centrar muy bien desde donde parte nuestra marca personal.

4️⃣ La creatividad está muy presente. DT, después de invitarnos a investigar, nos lleva a idear cómo podríamos resolver el reto con dinámicas que apelan a nuestro pensamiento más divergente. PB, después de la etapa de introspección, también nos invita a aplicar la creatividad para pensar en acciones comunicativas y tácticas que podamos llevar a cabo para impactar en la percepción de los demás.

5️⃣ Ambas parten de una persona y acaban en una persona. DT investiga de forma cualitativa para entender las motivaciones y necesidades de la persona protagonista del problema. Y luego vuelve a esta misma persona para obtener feedback de las ideas que se han tenido. Por su parte, PB parte de una persona (en este caso nosotras mismas) y tiene como propósito conectar con otras personas, que son aquellas a la que queremos dirigir nuestra propuesta de valor.

Me he dado cuenta de que mi mochila va llena de varitas mágicas para personas inquietas, proactivas y con voluntad de cambio. Vivimos tiempos complejos e inciertos, por descontado, pero por más grande que sea el reto, la parálisis no es una opción. Estoy segura de que podemos encontrar el proceso que nos puede ayudar a hacer el camino y, sobre todo, adaptarnos a una época donde debemos seguir resolviendo y construyendo.

Quien tiene un ‘porqué’, encontrará casi siempre el ‘cómo’ – Viktor Frankl 

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