En 2018, el futurista ético Jamais Cascio propuso BANI para nombrar el contexto actual: frágil, ansioso, no lineal e incomprensible. Ponerle nombre ya ayuda; comprobar que no es algo local sino global también. Ahora bien, hoy me gustaría ir un poco más allá y aterrizar formas concretas de responder al mundo BANI. No va de teoría; va de práctica con impacto: son algunas de las prácticas que hemos llevado a cabo en Monday Happy Mondaycuando acompañamos equipos a resolver retos internos de la organización y que han supuesto un salto de calidad para los equipos y un retorno excelente.
B de Brittle → El propósito como ancla compartida
Cuando todo se mueve, el propósito es el punto fijo que no cambia. No es (solo) una frase; es un ancla que orienta decisiones, facilita el establecimiento de prioridades y define nuestra forma de relacionarnos. Prácticas visibles:
- Cocrear el propósito con el equipo: para quién trabajamos, qué problema aliviamos y qué cambio queremos ver.
- Hacerlo visible y operativo: un póster/diapositiva fija en reuniones, en los inicios de proyectos y en los cierres. Reflexión conjunta: ¿Esto nos acerca a nuestro para qué?
- Historias de impacto: recopilar casos breves donde el propósito “se ve” (clientes/usuarios/pacientes/…) y usarlos como brújula en momentos de tensión.
- Filtro de decisiones: si algo no conecta con el propósito, se pospone, se simplifica o se descarta.
A de Anxious → Los manifiestos como artefactos culturales que clarifican y modelan
La ansiedad baja cuando hay claridad compartida y un lenguaje común para nombrar comportamientos. Los manifiestos, bien cocreados, funcionan como artefactos culturales que clarifican y modelan: hacen explícito lo que esperamos, lo que hoy nos falta y cómo nos vamos a comportar distinto. Prácticas visibles:
- Preparar el marco y cocrear: explicar para qué sirve el manifiesto y qué temas cubrirá (colaboración, comunicación, feedback, prioridades); en grupos pequeños, responder: ¿Qué necesitamos que pase más? ¿Qué debemos dejar de hacer? ¿Cómo sabremos que vamos bien?
- Redactarlo en una página: lenguaje llano, compromisos claros y conductas observables, incluyendo lo que hoy nos falta y qué haremos distinto.
- Hacerlo visible y operativo: versionar en póster/diapositiva; incorporarlo al inicio de proyectos y a los cierres de reunión. Check conjunto y rápido de coherencia.
- Gobernanza y ritmos de sostén: nombrar una persona guardiana del manifiesto y acordar cómo se proponen cambios; sostenerlo con reconocimientos semanales y micro-aprendizajes, siempre breves y específicos.
N de Nonlinear → Investigar, diseñar y probar con personas reales
En lo no lineal, el pensamiento de diseño nos da foco: poner a las personas verdaderamente en el centro, empezando por investigar sus necesidades y el contexto y testear soluciones en pequeño antes de desplegarlas. Mantener esa cercanía evita perder el norte y reduce riesgos. Prácticas visibles:
- Escuchar y observar a personas reales: realizar entrevistas u observaciones para recoger insights frescos (necesidades, fricciones, lenguaje real).
- Diseñar y probar en pequeño: prototipos o pilotos ligeros para validar utilidad/usabilidad antes de implantar; recoger señales tempranas y ajustar con serenidad.
- Hacer visibles los insights: mantener un backlog público con citas textuales, hallazgos y “lo que cambiaremos” a raíz de cada test.
- Línea de visión al usuario: en cada proyecto, explicitar para quién es y cómo sabremos que le ayuda.
I de Incomprehensible → Diario de aprendizaje y transparencia útil
En contextos de sobrecarga informativa, lo clave no es acumular datos, sino convertirlos en significado compartido. Rutinas breves de reflexión y documentación ayudan a separar señal de ruido y a dejar traza de por qué decidimos y qué cambiaremos. Ese aprendizaje explícito reduce la entropía organizativa y acelera la mejora continua. Prácticas visibles:
- Diario de aprendizaje del equipo: al cerrar cada hito, tres líneas públicas y breves —mantener / cambiar / probar— para capturar qué hemos aprendido del cómotrabajamos.
- Bitácora de decisiones: registrar cada decisión relevante con cuatro campos mínimos —decisión, motivo (evidencia/criterios), fecha & alcance, señales de revisión— para que sea recordable, explicable y revisable.
Del dicho al hecho: cuatro líneas de acción
Para aterrizar todo lo anterior, te propongo cuatro líneas de acción que, cuando se miran con calma y propósito, ayudan a transformar el día a día. Son pasos que pueden iniciarse desde cualquier rol y que crecen cuando la dirección los acompaña con claridad.
- Propósito‑ancla cocreado y visible en decisiones.
- Manifiesto del equipo (y demás artefactos culturales) que nombren lo que hoy falta y cómo nos comportaremos distinto.
- Ventana de cliente/usuario periódica con insights y test rápido documentados.
- Diario de aprendizaje + bitácora de decisiones para que la mejora sea conocimiento compartido, no anécdota.
En definitiva, ante la complejidad que nos rodea, no necesitamos épica; necesitamos el propósito como ancla, las palabras comunes que nos sostengan, mirar de verdad a las personas para diseñar con sentido y la humildad de aprender cada semana. Ese es el tránsito de la inspiración a la acción. La diferencia está en pedir claridad y asegurar un patrocinio real: con esas dos llaves, el paso siguiente ya es posible.