Desde hace unos meses estoy acompañando a un familiar muy cercano al Hospital. Tiempos difíciles para visitar hospitales, la verdad… Pero si me permitís, me gustaría compartir con vosotr@s una de esas consultas médicas, a las que en principio no te dejan entrar si eres acompañante, pero que si insistes y tienes suerte, de vez en cuando lo consigues 🙂

Ese día visitábamos a una fisioterapeuta. Ella, una profesional de 29 años, nos miró y acogió de una manera muy amable desde el principio. Podría contaros todos los detalles, pero para mi lo más impactante fue como Ella usó el poder de su mirada. Por encima de la doble mascarilla, sobre salían unos ojos que estaban únicamente puestos en la persona enferma. Unos ojos que durante los primeros minutos solo escucharon. ¡Qué manera de mirar-escuchar y considerar a la otra persona como lo más importante en ese instante! Me impactó tanto su manera de mirar que casi se me saltaron las lágrimas. Desde entonces no he dejado de reflexionar en la potencia de esa mirada. No he dejado de pensar cuándo podré volver a preguntarle ¿Cómo y dónde aprendiste a mirar así?

Mirar es algo que debemos cultivar en todas las profesiones. Observar a los demás y a nuestro entorno. Mirar para enterarnos y comprender todo lo que allí está sucediendo. Es la famosa curiosidad de la que tanto se habla y que ya son muchos quienes la incluyen entre la lista de las competencias más preciadas para el hoy y, desde luego, para el mañana.

La mirada y el futuro

Yuval Noah Harari, en una charla que hizo hace un par de años a unos estudiantes, les habló de su visión sobre el futuro y de cuáles serán las competencias más importantes. Esas en las que el sistema educativo debería poner el foco y en las que ellos y ellas deberían procurar cultivarlas por si mismos. Somos responsables de nuestro futuro, ¿no es así?

Harari describe un futuro donde la automatización será exponencial. Donde cada 10 años viviremos una disrupción del contexto que romperá nuestros esquemas sobre cómo funciona el mundo. Les habló, evidentemente, de la capacidad de aprender a aprender y de que más allá del contenido en el que te formes y entrenes, debes prepararte para tener ese conjunto de competencias que te permitan siempre adaptarte.

Escuchando a Harari volví a conectar con el tema de la mirada (o la curiosidad), o como cada uno queramos llamarlo. Además de ese mirar al otro o mirar al entorno, Harari les dijo que para saber qué será de nosotros en el futuro, debemos mirar dentro de nosotros mismos. Wow, ¡Saber quiénes somos! Es interesante escuchar su argumentación al respecto y como les advierte a los chic@s que en unos años, si ell@s no son capaces de mirar dentro y descubrir quienes son realmente, los algoritmos les tomarán la delantera. “Ahora tenemos competencia” les dice. La mirada introspectiva será más que nunca estratégica, en un mundo donde deberemos abrazar la incertidumbre y asumir que la reinvención profesional formará parte de nuestra vidas.

Cultivar la mirada también en las organizaciones

Más allá de la dimensión “persona”, no me gustaría dejarme entre las teclas a la dimensión “organización”. Está claro que aquellas organizaciones que MIREN de verdad a sus colaboradores, que además cultiven sus miradas, que alienten su curiosidad, que les permitan tener espacios expansivos de innovación, error y aprendizaje, serán aquellas que seguirán VIVAS en el futuro. Y como he escuchado tantas veces decir a mi socia Maite: las organizaciones invierten su dinero en aquello que realmente creen, valoran y apuestan.

Así que echa un vistazo a tu alrededor, en esa organización que diriges o en aquella donde vives cada día y pregúntate: ¿Cultivas o cultivan tu mirada?

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