Lo experimento cada semana en las sesiones con nuestros clientes: las organizaciones que trabajan alrededor de retos reales y ponen a sus equipos a resolverlos se llevan más allá de la solución un conocimiento compartido y aplicable, dando así un salto de calidad en el desarrollo del talento. Después de una experiencia así, las personas ya nunca vuelven a la casilla de salida; parten con ventaja ante el siguiente reto.
Aprender resolviendo problemas reales: “ir despacio para ir rápido”
¿Todavía tiene sentido detener el negocio para formar? Solo a veces. Un estudio de MIT Sloan Management Review de 2025, titulado Leaders’ Critical Role in Building a Learning Culture, relata cómo LEGO y VELUX demostraron que dedicar tiempo a enseñar su metodología de resolución de problemas —”ir despacio para ir rápido”— acelera el trabajo posterior y multiplica los resultados. El estudio describe cómo ambas compañías enseñaron primero su método y cómo debía ser su aplicación a retos reales. Más adelante constataron que los equipos resolvían el día a día con mayor velocidad.
Yo lo resumo así: los desafíos son, en sí mismos, el mejor estímulo y espacio de aprendizaje posible. Cuando trabajamos sobre un caso, un reto o un problema real, el aprendizaje se consolida sin la clásica brecha de transferencia. ¿Te imaginas sacarnos de encima esa maldita brecha?
Un proceso de cinco pasos con design thinking
- Nombrar el reto como pregunta inspiradora. Formularlo en positivo y con un objetivo claro mediante la técnica HMW —¿Cómo podríamos…?—.
- Observar y mapear datos reales. Mirar el proceso, escuchar a quienes lo viven y anotar fricciones concretas.
- Idear y elegir una solución rápida. Generar ideas y consensuar una en función de su deseabilidad, factibilidad y viabilidad.
- Prototipar y probar. Ejecutar un experimento sencillo, medir qué ocurre y recoger retroalimentación de equipo y usuarios.
- Reflexionar y anclar el aprendizaje. Revisar lo que ha funcionado, convertirlo en estándar y compartirlo con el resto de la organización.
Roles clave: líderes que preguntan y el impulso del LXD
Nada de esto puede florecer sin líderes que potencien su rol facilitador y formulen preguntas poderosas: la cuestión adecuada despierta pensamiento crítico y reduce la dependencia. Sin embargo, para que la orquesta suene afinada hace falta algo más que buen liderazgo; se necesita sumar al equipo la figura del Learning Experience Designer (LXD) —diseñador o diseñadora de experiencias de aprendizaje— que actúe como director/a y arreglista de la partitura.
El LXD opera en la intersección de estrategia, pedagogía y tecnología:
- Estrategia: traduce los retos del negocio en objetivos de aprendizaje medibles, prioriza los más críticos y define indicadores de éxito alineados con resultados.
- Pedagogía: diseña itinerarios ágiles basados en métodos como design thinking, micro‑aprendizaje y reflexión guiada, garantizando que el conocimiento se consolide en el flujo del trabajo y no en un aula aislada.
- Tecnología: integra plataformas digitales, analítica de datos e IA generativa para personalizar las rutas de aprendizaje, hacer seguimiento en tiempo real y escalar la experiencia a toda la organización.
Su meta no es “crear cursos”, sino orquestar experiencias que conviertan proyectos reales en laboratorios de aprendizaje: el LXD define momentos clave (kick‑off, checkpoints, retros), habilita herramientas colaborativas y se asegura de que cada entrega incluya feedback accionable. El impacto se mide en la rapidez con la que los equipos aplican lo aprendido y en métricas de negocio como reducción de costes, mejora del NPS o incremento de la productividad.
Para profundizar en cómo el design thinking se ha colado y ha transformado también la disciplina de la formación, recomiendo el capítulo “ID 2 LXD: From Instructional Design to Learning Experience Design — The Rise of Design Thinking”, de Ceren Korkmaz. Narra la evolución del diseño instruccional hacia el LXD, explica por qué el design thinking actúa como motor de ese cambio y plantea escenarios futuros que invitan a repensar el rol de los diseñadores de aprendizaje desde una perspectiva interdisciplinar y centrada en el usuario.
Reflexión final
Como persona líder, el próximo reto que llame a la puerta de tu organización puede convertirse en la mejor aula que hayas tenido. ¿Te atreves a abrirla? Si tu primer impulso es encargar un curso estándar, detente un instante: codiseña la experiencia junto a tu equipo y aliados expertos, formula las preguntas que despierten el pensamiento crítico de tu equipo y conviértelo en un experimento colectivo. En un entorno de cambio permanente, marcarás el rumbo solo si transformas cada desafío en aprendizaje compartido y acción tangible.